Buenas noches!
Quisiera saber sino me podrian ayudar con algunos datos genealogicos, historicos, etc, acerca de la familia Gordoa que arribó al estado de Zacatecas en 1815.
APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA FAMILIA REYES-OJEDA
Los Ojeda en Pinos 1790-1819
El minero Antonio María Gordoa Loaiza es un personaje fundamental para comprender una buena parte de la historia de la familia Ojeda.
Descendiente de inmigrantes vascos, nació el 10 de Diciembre de 1755 en Antequera, Oaxaca. Dice Frédérique Lange que familias como los Gordoa, Joaristi, Larrañaga y Fernández de Estrada “emigraron de las provincias periféricas de la península española, de las tres provincias vascas y la montaña de Santander a lo largo del siglo XVIII. Con sus tradiciones trajeron su preferencia por la explotación minera, que estaba en boga en sus lugares de origen”.
Los primeros registros como minero provienen del complejo minero-metalúrgico que se desarrolló entre el real de Catorce, Charcas y Matehuala hacia 1785. Ambicioso y organizado como era, pronto adquirió en sociedad diversas “barras de mina”, pertenecientes a catas que requerían capital de riesgo. La audacia de invertir casi temerariamente sus crecientes capitales y la buena fortuna, a la postre le convirtieron en dueño y señor de minas y accionista mayoritario de otras, como las llamadas Dolores, La Purísima, Guadalupe, La Trompeta, San Miguel, Zavala y La Luz. Pero la zona no era propicia para asentarse con la dignidad y el boato al que aspiraban y del que se hacían rodear los mineros novohispanos. La oportunidad de vivir en una casona señorial y la creciente importancia del real de Pinos le hicieron cambiar de residencia siendo aún muy joven. Residiendo en Pinos entre 1777 y 1782, don Antonio María Gordoa con su primera esposa, doña Ana de Barrio, formó una numerosa y distinguida familia: Miguel, José Antonio, Joaquín, Manuel, Micaela y Juan María.
Tres parecen ser las etapas de prosperidad que cimentarían su poderío económico y el ascendiente social y político. La primera fase como minero en la zona potosina, la segunda como comerciante mayorista en Pinos, especulando con bastimentos mineros, como la pólvora, las mulas y el hierro; y finalmente como propietario de grandes desarrollos agropecuarios, haciendas ubicadas en las inmediaciones de real de Fresnillo y Zacatecas.
La historia familiar de nuestros Ojeda, comienza a explicarse con más precisión en el desarrollo de aquella segunda etapa de prosperidad de sus patrones: la comercial en Pinos, cuando José Matías de Ojeda se va a vivir desde Matehuala a Pinos.
En contexto, hay que que decir que la descendencia toda de don Antonio María de Godoa se colocó muy destacadamente en la sociedad novohispana. Dicen diversos estudiosos, como Sergio Cañedo Gamboa, que… “Resalta el hecho de que su fortuna se comenzó a forjar en el ocaso del virreinato y se mantuvo estable a la llegada de la era republicana lo que posibilitó a algunos de sus miembros una participación decisiva en los procesos económicos y políticos durante las primeras décadas del México independiente. Es además importante recalcar que su ámbito de influencia económica y política no estaba restringido únicamente al estado de San Luis Potosí, sino que comenzaron un proceso de adquisición de propiedades rurales en el vecino estado de Zacatecas. Se dio entonces un posicionamiento en un ámbito de influencia en ambos estados, aunque sin soslayar ciertos alcances intrarregionales, y vínculos importantes que incluso llegaban hasta la ciudad de México.”
De todos ellos destacaría el bachiller José Miguel porque siguiendo a su padre, llegó a poseer una fortuna “fundamentalmente originada en la actividad minera– que al final del siglo XVIII estaba valuada en 280,000 pesos, lo que en cierta medida le allanó el camino para participar activamente en la vida política". En la cúspide de su relevancia social, José Miguel Gordoa ”fue elegido el 29 de agosto de 1810, por cabildo de la ciudad de Zacatecas, para asistir como representante de la provincia a las Cortes de Generales en Cádiz, España".
Además de haber acumulado una fortuna considerable, José Miguel destacó intelectualmente, pues "fue partidario de las ideas liberales de la época, y sus acciones como representante de su provincia respondieron a este tipo de política. De igual forma asumió activamente la defensa de los intereses mineros de su región en los cuales estaba inmiscuido; buscó sobre todo la disminución de los derechos relativos a la plata". En 1814 y en su calidad de presidente de la comisión ante las Cortes de Cádiz, recibió un decreto de Fernando VII, en el cual se negaba a jurar la constitución gaditana. En respuesta “José Miguel pronunció un discurso que provocó un gran impacto, y que además fue publicado en América y España. A su regreso a México en 1815, fue condecorado con la Cruz de Carlos III..."
Tres parecen ser las causas por las cuales don Antonio María Gordoa mudaría de giro económico y de residencia, convirtiéndose en terrateniente: el decaimiento de la actividad minera en la zona potosina y pinense debido a la guerra de Independencia; la celebración de su segundo matrimonio con Margarita Ruiz de Esparza; y el regreso triunfante de su hijo Miguel a México.
Dicen las crónicas que entre 1814 y 1816, con sus capitales le compró a los descendientes de don Manuel de la Borda las haciendas de Malpaso, El Maguey, Palomas y La Ciénega de Jerez, en las inmediaciones de Zacatecas. Así, nuestra gente, en tanto que era de su servidumbre, se mudó también desde Pinos a Malpaso y la Ciénega de Jerez...
APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA FAMILIA REYES-OJEDA
Ya desde 1790, nuestro patriarca Matías de Ojeda se había incorporado a la servidumbre del acaudalado minero Antonio María Gordoa y sus hijos, cuyos intereses se desplegaban entre los reales de minas de Noria de Ángeles, Catorce y Pinos. Como ya hemos podido constatar, hacia 1790 los Gordoa se radicaron en el real de Pinos al concedérseles la administración del real estanco de pólvora, coincidiendo con una notable bonanza minera y comercial en ese enclave zacatecano. Así, los Ojeda migraron hacia el sur de esa comarca, empero, el rastro documental que dejó don Matías indica que entre 1790 y 1802 radicó en Pinos puesto que allí nacieron varios de sus hijos, como José Francisco y Candelario pero ya para 1804 se le encuentra temporalmente en las minas del real de Ángeles ya que allí nació el más pequeño de sus vástagos, Juan Bautista. Si bien el punto de referencia geográfico más importante para todos ellos y dónde tenían su casa familiar era Pinos, ya para 1812 los hijos adolescentes de don Matías, apellidados Ojeda Amaya, se encontraban dispersos trabajando en fundos mineros, ranchos y haciendas en los cuales tenían intereses regionales sus patrones los Gordoas. Recordemos que ya en plena guerra de Independencia, desde 1812 José María (de quien descendemos) trabajaba en Los Charcos, rumbo a Matehuala y Juan José en la importante hacienda de La Parada, rumbo a San Luis.
Todavía en 1798, Matías de Ojeda y Dolores de Amaya vivían en el real de Pinos. Allí nacieron varios de sus hijos, como José María y Francisco. José María, que es de quien descendemos, muy jovencito estuvo al servicio de la hacienda de Los Charcos desde 1807 y se casó allí mismo en Junio de 1815, al tiempo que cambiaba de residencia para laborar en la lejana hacienda de La Ciénega, valiosa y extensa propiedad rural que acababa de adquirir la acaudalada familia Gordoa por el rumbo de Jerez, Zacatecas.
La estancia de la familia Ojeda en La Ciénega quedó muy bien documentada.
Quedó documentado también, que los Ojeda llegaron a la hacienda de Malpaso y su subordinada La Ciénega en el año de 1815, justo cuando habían sido adquiridas por don Antonio María Gordoa, quien se llevó la servidumbre de confianza desde Pinos y sus demás propiedades potosinas. Juan José Ojeda Amaya tenía 25 años cuando se incorporó a la nómina de esa finca. Dice un documento eclesiástico que el joven había estado laborando en la lejana hacienda potosina de La Parada, donde los Gordoa también tenían intereses. Es evidente que el viejo y fiel sirviente José Matías de Ojeda quería reunir y colocar a sus hijos varones en las nuevas haciendas zacatecanas del patrón, sin embargo su hijo José María, de quien descendemos, todavía estaba adscrito a la hacienda de Los Charcos, cerca de Matehuala, y no cambiaría residencia a La Ciénega de Jerez sino hasta 1819.
Ya para 1813, don Antonio María Gordoa habría discurrido dedicar sus esfuerzos empresariales en otro giro. La minería estaba colapsada y sus capitales invertidos se encontraban amortizados en infraestructura de extracción, molienda y beneficio, así como en almacenes que proveían insumos industriales para la actividad extractiva y de refinación, como la pólvora y el azogue. Tenía concesionado el estanco del explosivo en Pinos y monopólicamente desde allí había surtido a una amplia región que llegaba hasta Real de Catorce y Matehuala. Pero, como hemos podido revisar en estos apuntes, la inestabilidad que produjo la guerra de independencia que se prolongó diez años en nuestra región, llevaron a la bancarrota sus principales fuentes de ingreso. En el entendido de que la guerra sería una situación “larga, muy larga”, comenzó a mover sus intereses desde la minería y el comercio hacia la inversión inmobiliaria. Algunas crónicas dicen que ya desde 1813 había comenzado a comprar tierras entre Jerez y Zacatecas. Así, según refiere el historiador Henry G. Ward en su obra “México en 1827”, don Antonio María Gordoa “pudo adquirir la hacienda de Malpaso en Zacatecas por la nada despreciable cantidad de 700,000 pesos”. En realidad se trataba de una extensa propiedad que encabezaba la de Malpaso pero que tenía adheridas las haciendas de El Maguey, La Ciénega y Rancho Grande.
Justo en ese tiempo, su hijo José Miguel Gordoa viajó a España como representante de la jurisdicción de Zacatecas ante las Cortes de Cádiz y en forma prominente llegó a presidirlas, regresando a México en 1814, en pleno conflicto bélico por la independencia.
Dicen las crónicas que ese bachiller fue partidario de la independencia y de pensamiento liberal, aunque nunca como lo fueron, y en grado heroico, Elena Gordoa y Víctor Rosales.
Recordemos que Víctor Rosales invadió dos veces el real de Pinos, recibió allí con Los Pachones a Francisco Javier Mina, le hizo frente a los realistas en tres ocasiones y fomentó la conspiración entre la población civil en el corazón mismo de ese atribulado real de minas. Así, es en extremo interesante advertir que Andrés López Portillo nunca se quejó de los Gordoa por su preferencias políticas, como si lo hizo y hasta la ignominia con los García Rojas, los dueños de San Nicolás de Quijas.
Pero otro suceso aciago enlutaría a la familia Gordoa puesto que la distinguida doña Carmen Bravo falleció en 1815. Un año después el sexagenario y ricachón don Antonio contrajo segundas nupcias con una muchachona procedente también de una prominente familia de mineros pinenses, Margarita Ruiz de Esparza. Esos tres hechos parecen marcar el momento en el cual esa adinerada familia novohispana abandona el real de Pinos y se muda, con todo y su leal servidumbre, a sus nuevas adquisiciones agrarias en Jerez.
Los Ojeda, una vez radicados en la hacienda de La Ciénega, darían comienzo a una nueva etapa de nuestra historia familiar.
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this is the only Gordoa family I have in my files because he is married to Rita Acuna who is 6th cousin 2x removed of my Father Chet Castanon. I don't know if this is the family you are looking for but thought I'd share just in case..
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husband of 6th cousin 2x removed of Chet Castanon
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marriage dispensation requested from la sagrada mitra 22 Sept 1819 in Jerez, Zac
Don Jose Geronimo Gordoa Espanol from Sierra de Pinos living in Malpaso, Villanueva 1 year single age 31
parents: Don Juan Francisco Gordoa and Dona Ana Barrios both deceased
with Dona Maria Rita Acuna Espanola from Santa Rita single age 17
parents: Don Agustin de Acuna and Dona Maria de la Ascencion Montes
marriage dispensation of bans because Geronimos brother died and they want to be respectful.
marriage dispensation granted 7 Oct 1819 in Jerez, Zac
source: 168186 sagrada mitra 1819 part 3
page 560 Familysearch online
Los Gordoas
APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA FAMILIA REYES-OJEDA
Los Ojeda en Pinos 1790-1819
El minero Antonio María Gordoa Loaiza es un personaje fundamental para comprender una buena parte de la historia de la familia Ojeda.
Descendiente de inmigrantes vascos, nació el 10 de Diciembre de 1755 en Antequera, Oaxaca. Dice Frédérique Lange que familias como los Gordoa, Joaristi, Larrañaga y Fernández de Estrada “emigraron de las provincias periféricas de la península española, de las tres provincias vascas y la montaña de Santander a lo largo del siglo XVIII. Con sus tradiciones trajeron su preferencia por la explotación minera, que estaba en boga en sus lugares de origen”.
Los primeros registros como minero provienen del complejo minero-metalúrgico que se desarrolló entre el real de Catorce, Charcas y Matehuala hacia 1785. Ambicioso y organizado como era, pronto adquirió en sociedad diversas “barras de mina”, pertenecientes a catas que requerían capital de riesgo. La audacia de invertir casi temerariamente sus crecientes capitales y la buena fortuna, a la postre le convirtieron en dueño y señor de minas y accionista mayoritario de otras, como las llamadas Dolores, La Purísima, Guadalupe, La Trompeta, San Miguel, Zavala y La Luz. Pero la zona no era propicia para asentarse con la dignidad y el boato al que aspiraban y del que se hacían rodear los mineros novohispanos. La oportunidad de vivir en una casona señorial y la creciente importancia del real de Pinos le hicieron cambiar de residencia siendo aún muy joven. Residiendo en Pinos entre 1777 y 1782, don Antonio María Gordoa con su primera esposa, doña Ana de Barrio, formó una numerosa y distinguida familia: Miguel, José Antonio, Joaquín, Manuel, Micaela y Juan María.
Tres parecen ser las etapas de prosperidad que cimentarían su poderío económico y el ascendiente social y político. La primera fase como minero en la zona potosina, la segunda como comerciante mayorista en Pinos, especulando con bastimentos mineros, como la pólvora, las mulas y el hierro; y finalmente como propietario de grandes desarrollos agropecuarios, haciendas ubicadas en las inmediaciones de real de Fresnillo y Zacatecas.
La historia familiar de nuestros Ojeda, comienza a explicarse con más precisión en el desarrollo de aquella segunda etapa de prosperidad de sus patrones: la comercial en Pinos, cuando José Matías de Ojeda se va a vivir desde Matehuala a Pinos.
En contexto, hay que que decir que la descendencia toda de don Antonio María de Godoa se colocó muy destacadamente en la sociedad novohispana. Dicen diversos estudiosos, como Sergio Cañedo Gamboa, que… “Resalta el hecho de que su fortuna se comenzó a forjar en el ocaso del virreinato y se mantuvo estable a la llegada de la era republicana lo que posibilitó a algunos de sus miembros una participación decisiva en los procesos económicos y políticos durante las primeras décadas del México independiente. Es además importante recalcar que su ámbito de influencia económica y política no estaba restringido únicamente al estado de San Luis Potosí, sino que comenzaron un proceso de adquisición de propiedades rurales en el vecino estado de Zacatecas. Se dio entonces un posicionamiento en un ámbito de influencia en ambos estados, aunque sin soslayar ciertos alcances intrarregionales, y vínculos importantes que incluso llegaban hasta la ciudad de México.”
De todos ellos destacaría el bachiller José Miguel porque siguiendo a su padre, llegó a poseer una fortuna “fundamentalmente originada en la actividad minera– que al final del siglo XVIII estaba valuada en 280,000 pesos, lo que en cierta medida le allanó el camino para participar activamente en la vida política". En la cúspide de su relevancia social, José Miguel Gordoa ”fue elegido el 29 de agosto de 1810, por cabildo de la ciudad de Zacatecas, para asistir como representante de la provincia a las Cortes de Generales en Cádiz, España".
Además de haber acumulado una fortuna considerable, José Miguel destacó intelectualmente, pues "fue partidario de las ideas liberales de la época, y sus acciones como representante de su provincia respondieron a este tipo de política. De igual forma asumió activamente la defensa de los intereses mineros de su región en los cuales estaba inmiscuido; buscó sobre todo la disminución de los derechos relativos a la plata". En 1814 y en su calidad de presidente de la comisión ante las Cortes de Cádiz, recibió un decreto de Fernando VII, en el cual se negaba a jurar la constitución gaditana. En respuesta “José Miguel pronunció un discurso que provocó un gran impacto, y que además fue publicado en América y España. A su regreso a México en 1815, fue condecorado con la Cruz de Carlos III..."
Tres parecen ser las causas por las cuales don Antonio María Gordoa mudaría de giro económico y de residencia, convirtiéndose en terrateniente: el decaimiento de la actividad minera en la zona potosina y pinense debido a la guerra de Independencia; la celebración de su segundo matrimonio con Margarita Ruiz de Esparza; y el regreso triunfante de su hijo Miguel a México.
Dicen las crónicas que entre 1814 y 1816, con sus capitales le compró a los descendientes de don Manuel de la Borda las haciendas de Malpaso, El Maguey, Palomas y La Ciénega de Jerez, en las inmediaciones de Zacatecas. Así, nuestra gente, en tanto que era de su servidumbre, se mudó también desde Pinos a Malpaso y la Ciénega de Jerez...
Los Gordoa
APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA FAMILIA REYES-OJEDA
Ya desde 1790, nuestro patriarca Matías de Ojeda se había incorporado a la servidumbre del acaudalado minero Antonio María Gordoa y sus hijos, cuyos intereses se desplegaban entre los reales de minas de Noria de Ángeles, Catorce y Pinos. Como ya hemos podido constatar, hacia 1790 los Gordoa se radicaron en el real de Pinos al concedérseles la administración del real estanco de pólvora, coincidiendo con una notable bonanza minera y comercial en ese enclave zacatecano. Así, los Ojeda migraron hacia el sur de esa comarca, empero, el rastro documental que dejó don Matías indica que entre 1790 y 1802 radicó en Pinos puesto que allí nacieron varios de sus hijos, como José Francisco y Candelario pero ya para 1804 se le encuentra temporalmente en las minas del real de Ángeles ya que allí nació el más pequeño de sus vástagos, Juan Bautista. Si bien el punto de referencia geográfico más importante para todos ellos y dónde tenían su casa familiar era Pinos, ya para 1812 los hijos adolescentes de don Matías, apellidados Ojeda Amaya, se encontraban dispersos trabajando en fundos mineros, ranchos y haciendas en los cuales tenían intereses regionales sus patrones los Gordoas. Recordemos que ya en plena guerra de Independencia, desde 1812 José María (de quien descendemos) trabajaba en Los Charcos, rumbo a Matehuala y Juan José en la importante hacienda de La Parada, rumbo a San Luis.
Todavía en 1798, Matías de Ojeda y Dolores de Amaya vivían en el real de Pinos. Allí nacieron varios de sus hijos, como José María y Francisco. José María, que es de quien descendemos, muy jovencito estuvo al servicio de la hacienda de Los Charcos desde 1807 y se casó allí mismo en Junio de 1815, al tiempo que cambiaba de residencia para laborar en la lejana hacienda de La Ciénega, valiosa y extensa propiedad rural que acababa de adquirir la acaudalada familia Gordoa por el rumbo de Jerez, Zacatecas.
La estancia de la familia Ojeda en La Ciénega quedó muy bien documentada.
Quedó documentado también, que los Ojeda llegaron a la hacienda de Malpaso y su subordinada La Ciénega en el año de 1815, justo cuando habían sido adquiridas por don Antonio María Gordoa, quien se llevó la servidumbre de confianza desde Pinos y sus demás propiedades potosinas. Juan José Ojeda Amaya tenía 25 años cuando se incorporó a la nómina de esa finca. Dice un documento eclesiástico que el joven había estado laborando en la lejana hacienda potosina de La Parada, donde los Gordoa también tenían intereses. Es evidente que el viejo y fiel sirviente José Matías de Ojeda quería reunir y colocar a sus hijos varones en las nuevas haciendas zacatecanas del patrón, sin embargo su hijo José María, de quien descendemos, todavía estaba adscrito a la hacienda de Los Charcos, cerca de Matehuala, y no cambiaría residencia a La Ciénega de Jerez sino hasta 1819.
Ya para 1813, don Antonio María Gordoa habría discurrido dedicar sus esfuerzos empresariales en otro giro. La minería estaba colapsada y sus capitales invertidos se encontraban amortizados en infraestructura de extracción, molienda y beneficio, así como en almacenes que proveían insumos industriales para la actividad extractiva y de refinación, como la pólvora y el azogue. Tenía concesionado el estanco del explosivo en Pinos y monopólicamente desde allí había surtido a una amplia región que llegaba hasta Real de Catorce y Matehuala. Pero, como hemos podido revisar en estos apuntes, la inestabilidad que produjo la guerra de independencia que se prolongó diez años en nuestra región, llevaron a la bancarrota sus principales fuentes de ingreso. En el entendido de que la guerra sería una situación “larga, muy larga”, comenzó a mover sus intereses desde la minería y el comercio hacia la inversión inmobiliaria. Algunas crónicas dicen que ya desde 1813 había comenzado a comprar tierras entre Jerez y Zacatecas. Así, según refiere el historiador Henry G. Ward en su obra “México en 1827”, don Antonio María Gordoa “pudo adquirir la hacienda de Malpaso en Zacatecas por la nada despreciable cantidad de 700,000 pesos”. En realidad se trataba de una extensa propiedad que encabezaba la de Malpaso pero que tenía adheridas las haciendas de El Maguey, La Ciénega y Rancho Grande.
Justo en ese tiempo, su hijo José Miguel Gordoa viajó a España como representante de la jurisdicción de Zacatecas ante las Cortes de Cádiz y en forma prominente llegó a presidirlas, regresando a México en 1814, en pleno conflicto bélico por la independencia.
Dicen las crónicas que ese bachiller fue partidario de la independencia y de pensamiento liberal, aunque nunca como lo fueron, y en grado heroico, Elena Gordoa y Víctor Rosales.
Recordemos que Víctor Rosales invadió dos veces el real de Pinos, recibió allí con Los Pachones a Francisco Javier Mina, le hizo frente a los realistas en tres ocasiones y fomentó la conspiración entre la población civil en el corazón mismo de ese atribulado real de minas. Así, es en extremo interesante advertir que Andrés López Portillo nunca se quejó de los Gordoa por su preferencias políticas, como si lo hizo y hasta la ignominia con los García Rojas, los dueños de San Nicolás de Quijas.
Pero otro suceso aciago enlutaría a la familia Gordoa puesto que la distinguida doña Carmen Bravo falleció en 1815. Un año después el sexagenario y ricachón don Antonio contrajo segundas nupcias con una muchachona procedente también de una prominente familia de mineros pinenses, Margarita Ruiz de Esparza. Esos tres hechos parecen marcar el momento en el cual esa adinerada familia novohispana abandona el real de Pinos y se muda, con todo y su leal servidumbre, a sus nuevas adquisiciones agrarias en Jerez.
Los Ojeda, una vez radicados en la hacienda de La Ciénega, darían comienzo a una nueva etapa de nuestra historia familiar.
Gordoa in Zacatecas
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this is the only Gordoa family I have in my files because he is married to Rita Acuna who is 6th cousin 2x removed of my Father Chet Castanon. I don't know if this is the family you are looking for but thought I'd share just in case..
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husband of 6th cousin 2x removed of Chet Castanon
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marriage dispensation requested from la sagrada mitra 22 Sept 1819 in Jerez, Zac
Don Jose Geronimo Gordoa Espanol from Sierra de Pinos living in Malpaso, Villanueva 1 year single age 31
parents: Don Juan Francisco Gordoa and Dona Ana Barrios both deceased
with Dona Maria Rita Acuna Espanola from Santa Rita single age 17
parents: Don Agustin de Acuna and Dona Maria de la Ascencion Montes
marriage dispensation of bans because Geronimos brother died and they want to be respectful.
marriage dispensation granted 7 Oct 1819 in Jerez, Zac
source: 168186 sagrada mitra 1819 part 3
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