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COLIO Y DE LA TORRE, Doña María de
Nieta del conquistador Diego de Colio y de su mujer Catalina de la Torre,
hija a su vez del Lic. Diego Pérez de la Torre. Hija de Juan Guerra y de
Doña María de Colio y de la Torre. En 1592 era casada con el contador
Francisco de Covarrubias, quien había enviudado en fecha desconocida de Doña
María Bermúdez. Con su marido tuvo dos hijas, Doña Tomasina de Covarrubias y
una hija homónima. Posiblemente es la misma Doña María de Colio, viuda, que
hacia 1617 había rentada unas casas en Guadalajara al Lic. Bartolomé Canal
de la Madrid, oidor de la Aud. de la Nueva Galicia (Palomino y Cañedo, 1972:
203 y 230; Zavala, 1990: 713s).
citado como contador en el pregón para la distribución de bastimentos
confiscados en marzo de 1575. Declaró que ya era viejo y no podía continuar
en su oficio de contador, por lo que solicitó retirarse gozando de la mitad
del salario, dejando un sustituto, a lo cual se accedió y se nombró a
Francisco de Covarrubias, en esas condiciones durante el resto de los días
de Arbolancha; la mitad del salario no había sido suficiente para
Covarrubias, por lo que reclamó al parecer el salario total. Aún en 1575, el
Consejo de Indias, mediante una cédula real dada en San Lorenzo, el 15 de
mayo de 1575, ordenó a la Aud. Real de la Nueva Galicia consultar a
Arbolancha si quería regresar a ejercer para que Covarrubias abandonase el
cargo. El 28 de febrero de 1576 escribió al rey, junto con Francisco López
de Ibarra y Juan de Rentería, oficiales de Zacatecas, recordando el envío de
26,334 marcos, 1 onza y 2 tomines de plata en la pasada flota y de 32,680
marcos, 6 onzas y 7 reales del año de 1575, recaudados en Zacatecas;
mencionaron la baja de la ley de los metales y los perjuicios provocados por
los chichimecas. Solicitaron además un aumento de sus salarios. En 1578, aún
estaba en Zacatecas, y en enero del año subsiguiente también. Señalado, pero
seguido con una señal de interrogación por del Hoyo (Primer Libro ..., 1990:
188), en el cargo de teniente de alcalde mayor de Zacatecas, en 1579 (Amaya
Topete, 1951: 15; Diego Fernández Sotelo, 1994: 12s, 47, 51, 99, 127, 296,
301, 334, 342 y 344; Enciso Contreras, 1995: N 5, 18, 23, 57, 123 y 248;
1996: N 11s, 14s, 17, 22, 28, 32, 37, 40s y 47; Gerhard, 1992: 48, 63, 379s
y 390s; Powell, 1985: 253; Primer libro ..., 1990: 45, 49 y 79-80; MS
032-040; 055; 066; 067: f. 26v, 48v y 152v; 068: f. 30).
Durante la visita del Dr. Hernando Àlvarez de Aguirre, a la Caja de
Zacatecas, en 1586, se destituyó a Francisco de Covarrubias de su cargo de
contador de la Caja Real de Zacatecas, al parecer, provisionalmente, y se
nombró a Don Francisco de Avellaneda. Hacia 1587, aún seguía en el cargo
nombrado por el virrey Don Àlvaro Manrique de Zúñiga, marqués de
Villamanrique; Covarrubias estaba solicitando para ese año su reinstalación.
El 3 de abril de 1587, se desempeñaba como contador de la Caja de Zacatecas,
junto con Alonso Caballero y Don Hernando de Velasco. En esa fecha
escribieron una carta al rey informándole del envío de 24,648 marcos, 4
tomines y 6 granos de plata quintada, en la flota de ese año. Además
solicitaron un aumento de su salario. El 25 de noviembre de 1589, el virrey
Villamanrique le encargó de recorrer el país chichimeca, como teniente de
capitán general, con una fuerza de 30 hombres, para prestar ayuda cuando
fuera necesaria, pero con órdenes estrictas de no permitir ninguna entrada
contra los indios (ARGENA, 1994 y 1996: Tierras; Enciso Contreras, 1996: N
108s, 117, 120, 122, 131 y 133; Powell, 1980: 160; 1985: 197; Primer libro
..., 1990: 94; Proceso ..., 1935: 207, 211, 214, 219-221, 223, 238, 240,
242-244, 246-251, 255 y 257; Zavala, 1994: 301; MS 053; 427).
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